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Ciclo de conferencias sobre civilizaciones de Asia inició con exitosa charla sobre India

A cargo estuvo el Director del Programa Asia Pacífico de la PUCV, Fanor Larraín. La actividad congregó a 100 personas que repletaron el auditorio Fernando Rosas.

04.06.2019

“La civilización india nace entre el Belushistan y el río Sind. Las ruinas de Mohenjo Daro (2500 A.C) dan cuenta de una de civilizaciones más antiguas de la humanidad”. Con estas palabras inicio su conferencia el profesor y Director del Programa Asia Pacífico de la PUCV, Fanor Larraín, en lo que fue la primera sesión del ciclo “Mitos y símbolos de cuatro civilizaciones de Asia”, que en esta ocasión abordó India, y que se llevó a cabo en conjunto con el Centro de Estudios Avanzados y Extensión (CEA) de la PUCV.

El académico explicó que fueron tribus arias las que comenzaron a establecerse hacia el año 1500 A.C en el Noroeste de India. Los arios trajeron tres importantes elementos que aún permanecen en la sociedad india y que están íntimamente relacionados.

En primera instancia, se trata de un sistema de estratificación con cuatro castas, muy cerrado, en el que el status social es heredado y dado de por vida basado en la raza (varna, color) y en una división del trabajo. La casta superior de los sacerdotes (Bramines) era aria blanca, seguida por la casta de los militares (Kchatriyas). La tercera casta era la de los artesanos, comerciantes y agricultores (Vaishas) y la cuarta era la de los obreros (Sudras). 

El segundo elemento es la religión de los Vedas (textos sagrados) y el tercer elemento que permanece en aún permanece en India es el idioma sánscrito.

El académico explicó que este tri-sistema se lo imponen a los nativos dravidias creándose la primera fusión cultural de la India. El vedismo politeísta evolucionó hacia el hinduismo monoteísta que se consolida hasta el siglo VI A.C, donde aparece el gran cisma del hinduismo con dos nuevas doctrinas: El budismo y el jainismo (doctrinas no teístas) que niegan el sistema de castas, los textos sagrados (Vedas) y donde la divinidad no estaba en la agenda.

El budismo, que hoy en día es muy escaso en India, tuvo su esplendor en el norte por casi mil años. El hinduismo brahmánico vuelve en el siglo VII liderado por los bramines con el surgimiento de los movimientos de devoción centrado en los dos grandes dioses: Shiva y Vishnú. 

A las invasiones previas de los griegos, persas, tocarios y hunos se sucedieron las de los turcos, persas y afganos. Los sultanatos islámicos duraron 300 años; el imperio de los mogules duró 200; y el colonialismo inglés duró otros 250 años.

Entre los datos más importantes sobre India señalados por Fanor Larraín están que su población es 72 más grande que la de Chile y su territorio es 5 veces más grande que nuestro país, algo así como Argentina y Paraguay juntos. Tiene un PIB de 9.5 trillones y es la 5ª economía más grande del mundo.

“India es un caleidoscopio de naciones y culturas producto de sucesivas invasiones y ocupaciones que fueron absorbidas y asimiladas dando lugar a una heterogeneidad que nos exige explorar cuál es el ‘cemento’ que permite articular tal diversidad de culturas y etnias. Se hace necesario explorar un centro en torno al cual se encuentran ubicadas el conjunto de ‘naciones indias’ con 22 idiomas oficiales además del inglés”, señaló el profesor. Este ‘cemento’ está compuesto por dos elementos que han permanecido a través del tiempo como una tendencia, a pesar de las distintas invasiones: el hinduismo y el sistema de castas. “El 80% de la población de India es hinduista. El sistema hereditario de estratificación social de castas perdura a través de la división del trabajo que lleva a crear sub castas menores o “jatis” que son comunidades basadas en el nacimiento u ocupación con estrictas medidas endogámicas y restricciones maritales”, explicó.  

El hinduismo como religión es monoteísta-henoteista lo que significa la creencia de que existe un dios único digno de ser venerado sin negar la existencia de otros dioses. La tolerancia y no violencia son valores centrales. El panteón hindú se compone de la creencia de un Absoluto, Gran Original, Realidad Suprema y Esencia Altísima que se expresa en tres dioses (Trimuti): un dios Creador (Brahma), un dios de la estabilidad y el orden (Vishnú) y un dios destructor y del cambio (Shiva). El patrón modelo de veneración ha relegado al dios creador Brahma a un nivel de baja adoración y escasos templos.

Los dioses Vishu y Shiva, junto con sus respectivas esposas más algunos semidioses, representan el imaginario colectivo con distintos símbolos, signos y representaciones ficcionales. “Cuando un mito es aceptado por todos se convierte en leyenda, en costumbre, usos, en imaginario colectivo con una red compleja de discursos y prácticas sociales que interactúa con los individuos. En India se mezcla la historia, la leyenda, la religión, la filosofía”, señaló Larraín.

Esta exploración buscará dar un concentrado estilizado del “chip indio hindú” y después del “chip indio” como estado nación. De esta manera, tenemos lo siguiente:

  1. La convicción de que existe una “realidad última” de trascendencia, salvación, y liberación. La búsqueda para superar las dificultades de esta vida es recompensada más allá de los mundano.
  2. Creencia en un orden y diseño invisible encubierto que rige nuestro mundo visible.
  3. Creencia en una divinidad inmanente en cada ser humano. Convicción de la trascendencia metafísica de uno mismo, lo que da la sensación de ser una pieza clave en el universo.   
  4. Preferencia por la intuición, la imaginación, la experiencia metafísica íntima (yoga).
  5. Cada uno debe realizar buenas acciones para luego poder renacer en un mejor lugar. Ciclos de nacimiento y muerte. Reencarnaciones.  
  6. Conexión duradera del hombre con la naturaleza, lo divino y todos los seres vivos.