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Intervención Enrique Piraino en Claustro Pleno 2015

Al Claustro Pleno 2015 Estimados miembros del Claustro Pleno de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Para iniciar mi presentación me permito citar, a riesgo de herir la modestia del autor, nuestro ex Capitular, profesor Godofredo Iommi Amunátegui, una contribución de su autoría cuando se conversaba sobre temas de la universidad en el Capítulo.
"Esta Universidad es lugar de fe y de estudio, y de estudio en la fe. Esta suerte de predio espiritual, no posee una frontera trazada de antemano. Por esencia se construye día a día, en el riesgo y la alegría de creer, de aprender, de inventar, de enseñar. En consecuencia lo propio de la Universidad reside en la capacidad de ponerse en juego en cada una de estas instancias. De tal modo se erige a
sí misma como posibilidad de encuentro y deslinda un espacio– sin adentro ni afuera– cuya interioridad nace de su propio despliegue. La obra de la Universidad, es la Universidad misma. Este su rasgo fundamental se recoge en dos palabras: Fides et Labor."

En Chile hoy está en boga en la institucionalidad de la educación superior, en general, y en nuestra casa de estudios, en particular, la noción de universidad compleja.


Queremos someter esta particularidad a reflexión, pues su significado se puede prestar para
múltiples interpretaciones.

Esta idea de complejidad a menudo parece entenderse como una meta de mera eficiencia productiva que toda universidad debe perseguir, como una lista de indicadores a cumplir. Comprendida de ese modo, nada nos diferenciaría de otras universidades que asumen el mismo predicamento.

Como Capítulo Académico, entendemos la complejidad como una realidad integrada vivencialmente de los distintos saberes que cultivamos . En ese sentido, complejidad e integralidad van de la mano, de manera que la primera- la complejidad- debe construirse orgánicamente con la segunda, la integralidad. El elemento que a nuestro juicio permite desarrollar orgánicamente ambas dimensiones es el sello valórico de la universidad, el que hay que entenderlo no tanto como un elenco de verdades y valores que se definen intelectualmente y se incorporan a un documento, quizá de una vez para siempre, sino como un conjunto de actitudes que se viven a diario por todos
quienes formamos parte de esta comunidad, si endo asumidos y realizados vivencialmente en la convivencia cotidiana . El sello valórico no sería así algo estático, sino dinámico, que se va construyendo en el día a día por todos los integrantes de la comunidad universitaria.

De este modo, nuestra complejidad es y será una fortaleza. De lo contrario, entendida la complejidad como meta final y desvinculada de la vivencia individual y comunitaria de los valores que animan nuestro ser y que hacer, puede convertirse en debilidad, traduciéndose en unidades académicas y facultades semi estancas. Por lo mismo, invitamos a construir y vivir la complejidad de la PUCV como un todo, desarrollado a partir del sello valórico de nuestra universidad, entendido éste no como un catálogo de afirmaciones, sino como valores que se asumen y poner en práctica a diario en la vida universitaria, tanto en lo personal, como en lo comunitario, con la conciencia de que los valores que conforman nuestro sello, permitirán que la complejidad que ya nos caracteriza, sea una gran fortaleza y un crisol donde nuestros alumnos vean el concepto de humanidad hecho realidad en salas como pasillos.

Ello haría y mostraría nuestra diferencia con otros centros de educación superior por la forma como contribuimos a la sociedad, a la vez que reconocemos nuestra enorme riqueza académica.

Esto podrá parecer una gran tarea pero confiamos en la generosidad de los miembros de nuestra universidad para jugarse por los grandes proyectos a largo plazo.

Cito lo expresado por la Madre Teresa de Calcuta:
A veces se ntimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar, pero el mar sería menor si le faltara una gota.
1910– 1997 Madre Teresa de Calcuta.