Click acá para ir directamente al contenido

Académico de la Escuela de Ingeniería Química de la PUCV desarrolló innovación que permite recuperar cobre de los desechos de la minería

Dr. Álvaro Aracena, Jefe de investigación de la EIQ, inventó un procedimiento para recuperar cobre de las escorias de este mineral, que hoy se pierde en botaderos o en la construcción de caminos.

Martes 12 de julio de 2016

Académico de la Escuela de Ingeniería Química de la PUCV desarrolló innovación que permite recuperar cobre de los desechos de la minería - Foto 1

"En Chile diariamente se desecha cobre avaluado en una cifra cercana a los 450 mil dólares", sentenció el docente de la Escuela de Ingeniería Química de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Dr. Álvaro Aracena. Fue esta realidad, la que lo motivó a llegar cada vez más lejos en el campo de la investigación de la industria metalúrgica nacional, un mundo caracterizado por los avances tecnológicos al servicio de la eficiencia productiva, en el que es difícil imaginar que, a diario, se pierden grandes volúmenes de cobre.

Esta merma ocurre a causa de uno de los problemas más complejos que tienen las fundiciones hoy en Chile y se manifiesta, de forma concreta, en la pérdida del metal rojo que se encuentra inserto en las escorias resultantes del proceso de fundición y que, para muchos, corresponde sólo a desechos o residuos de usos muy limitados. "Las escorias antes descritas, al venir de un proceso a alta temperatura, sumado a una ley de cobre promedio superior al 40%, pueden ser tratables, así que junto a un estudiante le dimos vueltas al tema y logramos muy buenos resultados", contó el académico.

Los datos, nos señalan que en Chile las fundiciones llegan a producir por día 163 toneladas de escorias, lo que representa pérdidas cercanas a los US 450.000 cada 24 horas. ¿Cómo evitar esta merma? El docente de la Escuela de Ingeniería Química y su equipo de trabajo, comentaron que "la fundición siempre va a generar residuos como gases de salida y escorias, para seguir procesando el mineral, remueven lo más rápido posible esta escoria, la que es llevada a un botadero. Nuestro trabajo, entonces, consiste en recuperar el cobre que va en estos residuos, por medio de la generación de un ambiente básico, donde realizamos un proceso hidrometalúrgico que incluye la extracción y recuperación de metales usando soluciones líquidas, acuosas y orgánicas".

La razón por la cual las fundiciones no han aprovechado el material que permanece en los residuos, se sustenta, principalmente, en el tiempo y la cantidad de metal utilizado, debido a que la capacidad de refinación es limitada en relación a la optimización del proceso metalúrgico. En este sentido, el tratamiento desarrollado por los expertos de la PUCV, considera la hidrometalurgia como opción para obtener el cobre de la escoria, lo que implica un mayor tiempo de lixiviación, lo que está lejos de generar un problema, ya que el equipo de ingenieros químicos trabaja en forma paralela para extraer de grandes pilas de desechos, el material que aún puede ser utilizado.

Una nueva patente para Chile

El proyecto propuesto por el Dr. Aracena se configura como una solución para un problema de la minería: el aprovechamiento de los residuos, por lo que el tratamiento calificó para obtener una patente de invención. Esta, fue gestionada como: "Tratamiento hidrometalúrgico de escorias oxídicas mediante el uso de hidróxido de amonio" y, como se ha mencionado, su principal objetivo es recuperar las pérdidas de cobre en la escoria producida y en donde es de gran importancia para poder mantener el negocio de la producción cuprífera de alta pureza funcionando.

A nivel global este es un proyecto innovador, porque nadie ha investigado el proceso de recuperación de cobre, a través de este tratamiento. Este problema de las fundiciones no es menor, ya que actualmente representa una pérdida de millones de dólares al mes, la que podría evitarse, según el Profesor Aracena y su equipo, utilizando este proceso que no sólo es amigable con el medio ambiente, sino que también es de bajo costo y no emite residuos.

Esta investigación pudo realizarse gracias al apoyo de la Escuela de Ingeniería Química de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, el Proyecto Ingeniería 2030 de la Facultad de Ingeniería de la PUCV y la Oficina de Transferencia y Licenciamiento de la Vicerrectoría de Investigación y Estudios Avanzados de la misma casa de estudios.

Por Consuelo Reyes Fuentes

Facultad de Ingeniería